2007-04-07

britannia después de virginia woolf

hace poco he leído la señora daloway de virginia woolf. virginia woolf es un personaje que me parece muy interesante, tanto a nivel personal como literario, aunque, como todos bien sabéis, mis conocimientos literarios se limitan a una gran afición por la lectura. que nadie se tome este post como una crítica literaria con fundamento; soy muy consciente de que no lo es.no obstante, he disfrutado mucho de la lectura de la señora daloway porque me ha valido para lanzar una mirada diferente y tal vez más profunda a la sociedad británica.

algunos me habreis oído hablar de lo difícil de llevar que se me hacen las diferencias sociales basadas en la economía y el status tan latentes en esta ciudad. en londres puedes vivir muy bien, siempre que tengas mucho dinero. puede que este principio sea aplicable a cualquier lugar, pero es más consistente en éste en el que me toca vivir ahora. esta diferencia, no obstante, no es la única que separa a los grupos sociales en la compleja sociedad británica. y, aunque estoy muy lejos de comprender las reglas intrínsecas del juego, virginia woolf me ha ayudado a acercarme un poco a ellas, aplicándolas sobre lo que veo a mi alrededor.

el punto más importante que he comprendido es que entre los ingleses (me refiero a los de cierta clase, a los que siguen cierto cliché o, incluso, a quienes intentan formarlo) está mal visto sentir. en ciertas clases sociales se impone la pasividad, el buen gusto, el comedimiento y el saber actuar en cada momento como procede; sentir puede ser muy peligroso. parece ser que virginia, al igual que su personaje septimus, se sentía desbordada por esa incapacidad de sentir, por ese simplemente seguir y actuar sin que nada se interpusiera en el camino preestablecido. entre las mujeres se aceptaba un cierto -mal visto- sentimentalismo, pero incluso éste debía ser limitado y controlado.

tal vez sea así como se forme esa personalidad tan peculiar que desde la época de la woolf, o probablemente desde la época victoriana, se viene considerando "apropriada" y "muestra de clase"; esa personalidad en la que las sonrisas son frías y los modales, perfectos; en la que no se dice lo que se piensa sino lo que se debe. después de haber leído la señora daloway, creo que incluso me voy a sentir mejor cuando el revisor del metro me eche un grito o cuando mi vecino del bus me mire mal al pisarle. eso querrá decir, por lo menos, que se permiten a sí mismos sentir, y me darán un poco menos de miedo.

reflexiones más profundas sobre el tema después de semana santa.

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